De un tiempo a esta parte la política en Chile
se transformó en el arte de comunicar o de hacer noticia.
Más de una vez escuché “hay que cacarear los
huevos” y quizás eso no sea malo, de hecho soy un convencido por deformación
profesional que es necesario que la comunidad se entere del trabajo que realiza
el gobierno, una institución o un político, pero ojo y de manera enfática
reitero el concepto “realiza”.
El problema es cuando el esfuerzo importante se
hace en “cacarear” y no realmente en dar solución a la problemática o peor aún,
cuando se “cacarea” y ni siquiera hay “huevo”.
Pero como soy enemigo de las analogías hablaré
claro: se acuerdan del Hospital de Curepto en el Gobierno de Bachelet, allí se
sobrevaloró la comunicación por sobre el beneficio real. O cuando un empresa
hace una donación de un PC y resulta que el coctel cuesta 5 computadores o cuando
Piñera dice que la causa estudiantil es “justa y noble”.
En todos estos casos la comunicación no se
condice con las acciones, por ende, lo único que se busca es causar una buena
impresión para la gente lejana a la problemática, el resto de la sociedad, dado
que los que están inmersos en ella, saben que es un fraude, no obstante son
muchos menos, por ende menos influyentes.
La política pensada solo hacia los medios de
comunicación tiende a mentir, a la desinformación y al fraude.
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