Se ha hablado bastante (porque no diré hasta el cansancio, puesto no nos cansaremos) de la renovación de los políticos y si bien sería buen indicio que varios desaparecieran de la escena, porque la verdad ya nos tienen aburridos -y como manifesté hace un tiempo, por último estamos dispuestos a creerles a otras personas o que nos embauquen rostros nuevos, aunque obviamente no es la idea- esto no solo se trata de aquello, sino y principalmente de una renovación más profunda: Una Renovación de las Ideas.
Los políticos están añejos, desconectados y sordos.
En Chile las ideas son dignas de la guerra fría, de aquellas que nos enseñaron en el cine donde había buenos y malos, donde algunos enloquecen con el mercado y otros añoran el estado, donde unos son fanáticos culposos religiosos y otros se comen las guaguas.
No conocen la realidad que vive nuestro país, signo de ello es la creación de leyes y programas generales y únicos para una nación diversa, donde lo que sirve en Santiago, no es aplicable para Illapel, Osorno o Calama, dejando en el camino las verdaderas necesidades de la gente, beneficiando de manera encubierta el compadrazgo y el poder del dinero sobre la dignidad de las personas. ¿O alguno de ustedes dudaría de que los honorables habrían recibido los Ipad 2 si esto no hubiese sido público?
No han sabido escuchar a la gente en la calle, simplemente están desconectados con una sociedad que ha madurado y que quiere que los políticos sean representes de los votantes y no de si mismos, casi en el camino “peligroso” del asambleísmo. Creo que muchos de estos sordos solo se pliegan a los bien ponderados movimientos sociales cuando estos les pueden traer réditos electorales.
Renovar las ideas, implica asumir los riesgos de una sociedad avasalladora, cambiante e influenciada por las modas, pero sin duda, a la vista de los fracasos de la vieja política, es riesgo que debemos y podemos correr.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario